viernes, 7 de octubre de 2011

Estamos protegidos contra unos misiles inexistentes pero desvalidos contra las políticas neoliberales 

Una de las señas de identidad de la izquierda era su negativa a integrarse en una organización internacional de carácter militar como la Organización del Tratado del Atántico Norte (OTAN), creada en 1949 en el contexto de la Guerra Fría, en oposición al Pacto de Varsovia. Los fines de esa organización internacional eran, según el Tratado, el arreglo pacífico de diferencias internacionales, el desarrollo de relaciones internacionales amistosas y la cooperación defensiva y la asistencia mútua. En realidad la organización internacional, durante la Guerra Fría, fue un mecanismo para el juego en el ajedrez de la geopolítica, sirviendo intereses alejados de las relaciones internacionales pacíficas.
Desde la disolución del bloque antagónico del Este, la OTAN cambió su Concepto Estratégico de intervención de la mayor maquinaria bélica  el año 1999, definiendo la necesidad de salvaguarda de la seguridad de los miembros allí donde sus intereses estuvieran afectado. Ha actuado como brazo ejecutor de guerras como la reciente Libia, abusando de lo permitido en la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada no en la justificación a partir de la Carta de la ONU, sino de una Resolución de la Asamblea General, que por la vía de la costumbre se puede convertir en un coladero de intervenciones militeres imperialistas con la excusa de la protección a civiles.
España ingresó en 1982. En el debate parlamentario, Santiago Carrillo, del Partido Comunista de España, hizo una clara resistencia a la entrada en la OTAN.
Nosotros en este debate de fondo, reducido, sin posibilidades de expresión amplias, queremos decir que estamos contra la entrada de España en la OTAN, porque nos hallamos convencidos de que España podría hacer una política distinta hoy. Una política por un nuevo equilibrio mundial multipolar. Una política en favor de la disolución de los bloques militares. Una política por un nuevo equilibrio mundial multipolar. Una política por relaciones mundiales verdaderamente democráticas. Una política por el desarme. Y en medio de todos los argumentos, aparentemente repletos de ideología democrática dados aquí en favor de la entrada en la OTAN, se ha olvidado un hecho esencial y es que hoy, los bloques militares son, en primer lugar, uno y otro, instrumentos de dominio político, económico y militar de las dos grandes potencias que tienen mayor influencia en el mundo.
Felipe González, del Partido Socialista Obrero Español, no fue tan claro, pero también el PSOE tuvo una posición contraria.
No tengo que reiterar que sigo estando en contra de la OTAN, mejor dicho, en contra de que España ingrese en la OTAN. Lo que me gustaría es que desaparecieran los pactos militares, que es distinto. Estoy en contra de que España ingrese en la OTAN. Y, dicho esto, los que defienden que España ingrese en la OTAN me van a pedir que les diga que hay problemas territoriales importantes y algunos contradictorios en la explicación que se ha dado en Comisión.
Durante la campaña electoral de 1982 el PSOE adquirió el compromiso de suspender la integración y someter la decisión a referéndum, abanderando el movimiento antiotan, como Zapatero se puso en la cabeza de las manifestaciones de la Guerra-Invasión contra Irak. Ya en el Gobierno, la actitud del PSOE se hizo totalmente favorable a la pertenencia a la organización internacional, defendiendo esta posición en el referéndum.
El Real Decreto 214/1986 somete la pemanencia en la OTAN al referéndum prometido, con el siguiente planteamiento:
El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos:
  • 1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.
  • 2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
  • 3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.
¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?.
Ganó el sí con un escaso margen (53%), perdiendo en varias provincias. Con todo, el referéndum, la decisión del pueblo, tal y como se planteó la pregunta, vinculaba a los poderes a no incorporarse a la estructura militar, a prohibir las armas nucleares en España y a reducir la presencia militar de los Estados Unidos. Está claro que la militarización de la pertenencia de España y la ampliación del poder militar americano han ido en contra de esos preceptos populares, que jurídicamente no serán vinculantes como ley, pero políticamente están vigentes, hasta que otro referéndum lo derogue. Viendo el respeto que los grandes partidos tienen hacia las decisiones sometidas a referéndum, se entiende mejor que no los quieran convocar.
Con la caída del bloque del Este y el cambio del Concepto Estratégico, España no se replanteó su pertenencia. Al contrario ha colaborado en la acciones protagonizadas por esta organización internacional en Yugoslavia, Afganistán, Libia.
Hoy España ha dado un paso más al incorporarse a al Sistema de Escudo Antimisiles. No sorprende que el partido del NO A LA GUERRA de Irak se haya convertido en el partido del SÍ A LA GUERRA de Libia o que el partido de la alianza de civilizaciones se transforme en el partido del escudo antimisiles. No extraña porque ya hemos confirmado demasiadas veces que el discurso del PSOE, gritando en las cabeceras de las manifestaciones, para la conquista de La Moncloa se diferencia abismalmente del discurso en La (cómoda) Moncloa, rodeado de embajadores de la OTAN o de grandes empresarios, cuando ya gobiernan. Torcieron su NO A LA OTAN y cambiarán su posición cada vez que le prometan recompensas por gobernar a favor de la rapiña a las clases y a los pueblos, ya que un gobierno en contra de los débiles alimenta la avaricia de los fuertes.
Desde su anuncio por la tarde me siento más seguro. Todo el día de hoy me lo había pasado preocupado, no fuese que a alguno de esos “estados que no respetan la normativa internacional” (entre los que no se encuentran en el parecer del presidente los países de la OTAN que bombardean Libia para hacer negocio con su petróleo, gas, petrodólares) se les ocurriera lanzarnos un misil mientras me dormía la siesta. Eso sí, hasta que el operativo empiece a funcionar en 2013 cuando salga a la calle siempre estaré mirando al cielo, no sea que caiga algún misil de origen desconocido. No sería descabellado, pues la OTAN ha bombardeado a tantos países que muchos pueblo guardan rencor hacia esta organización internacional de saqueo de pueblos con recursos codiciados y sin medios para defenderse contra una mole militar.
Es ridículo, pero el Zapatero neoliberal in extremis ha justificado en parte la decisión por la reactivación de la economía. Identificó la creación de 1000 puestos de trabajo. Es o jocoso o lamentable que con cinco millones de parados la reactivación se estimule porque unos militares americanos vengan a consumir a España o porque la U. S. Navy arregle un par de barcos en nuestros astilleros. Recuerden la cara del Zapatero aparentando dignidad cuando no se puso de pie ante la bandera de los Estados Unidos en un desfile militar.
A los que no tengan su cerebro totalmente roído por la invasión del pensamiento de los medios del sistema, sepan que el mayor peligro para quienes vivimos en España no son los misiles procedentes de un imaginario origen, sino las políticas neoliberales de quienes aprueban este tipo de medidas. Si se invirtiera en el desarrollo y en la paz una mínima parte del dinero malgastado en estos inventos militares de muerte, tendríamos un planeta más seguro, pacífico y equitativo.
En las manifestaciones antiatlatistas se cantaba aquello de “Fuera de Rota; fuera de Morón; de Zaragoza; también de Torrejón”. Hoy vuelvo a canturrearla. Mucho mejor que la bochornosa declaración de Zapatero, que pueden ver en este vídeo de la rueda de prensa, en la que se muestra tan orgulloso por la confianza que los Estados Unidos han depositado en España.

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