viernes, 4 de mayo de 2012


La Biblia ha modelado el alma de Europa

Sin la Biblia no se puede entender en toda su amplitud la cultura española ni la occidental. En la Exhortación Apostólica postsinodal Verbum DominiBenedicto XVIla ha definido como "un gran código para las culturas", "que contiene valores antropológicos y filosóficos que han influido positivamente en toda la humanidad".
Con motivo de la publicación por parte de la Conferencia Episcopal Española de una nueva versión castellana de la Sagrada Biblia, los pasados días 7, 8 y 9 de febrero se celebró en Madrid un Congreso sobre La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia.
El Cardenal Marc Ouellet ha dicho en dicho Congreso sobre la Sagrada Escritura, que la Biblia ha modelado el alma de Europa, su historia y su vida cotidiana. Pertenece a su cultura y define, por así decirlo, su código genético. Sabemos bien que la Sagrada Escritura ha penetrado profundamente en el territorio europeo, tanto en las instituciones cristianas que tan repartidas se encuentran por el viejo continente, como en las obras de arte, literatura y alta sabiduría que ha inspirado.
Sabemos también, sin embargo, que en las últimas décadas, una profunda crisis sacude los cimientos de la cultura europea; una nueva razón de Estado impone su ley y trata de relegar a un segundo plano las raíces cristianas de Europa. Pareciera que, en nombre de la laicidad, la Biblia debería ser relativizada, para disolverse en un pluralismo religioso y desaparecer como referente cultural normativo.
Este acertado diagnóstico nos coloca ante un complejo contexto cultural en el que, a medio y largo plazo, tenemos que ir trabajando para reavivar las raíces escondidas o ignoradas.
La nueva evangelización, que como ha señalado el Papa, pasa por buscar vías para abrir al hombre moderno el acceso a Dios, requiere un conocimiento profundo de la Palabra de Dios porque difícilmente vamos a poder anunciarla si no la conocemos, y si una vez conocida, no la colocamos en un lugar preferente dentro de la vida y la misión de cada uno de los cristianos y de la Iglesia en su conjunto.

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