La Generalidad lleva dos años pagando 5.500 euros mensuales al director de un museo que todavía no existe
En diciembre de 2009, Küng -un suizo de 50 años con una dilatada experiencia internacional en el mundo del arte contemporáneo- ganó el concurso internacional convocado para designar al director del museo, tras disputarse el cargo con otros 43 candidatos, 18 catalanes, 4 del resto de España y 21 extranjeros.
Es habitual nombrar director unos meses antes de inaugurar un nuevo museo
Entonces, el Canódromo solo era un proyecto pero, como suele ocurrir en este ámbito, no es extraño nombrar al director de un nuevo centro cultural varios meses antes de su puesta en marcha. Sin embargo, en este caso, la situación se ha alargado por dos años y probablemente continúe así durante otro más, hasta el final de su contrato -que es prorrogable por dos años más-.
Según recoge este miércoles La Vanguardia, hasta final de 2011 los 66.000 euros brutos anuales de la nómina de Küng han sido abonados por el Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes (CoNCA), dependiente de la Generalidad, y a partir de este mes será el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), participado por la Generalidad y el Ayuntamiento, el que asuma el coste del sueldo, ya que será esta institución la que se encargará temporalmente de la gestión administrativa del Canódromo.
Dos años haciendo contactos y estudiando el futuro del proyecto
Las obras de construcción del edificio que debería acoger el nuevo museo, situado en el antiguo canódromo de la Meridiana, todavía van para largo y la llegada de CiU a la Generalidad y al Ayuntamiento podría suponer incluso un cambio de la ubicación prevista. De hecho, el actual concejal de Cultura del Consistorio barcelonés, Jaume Ciurana, ha señalado que este “no es el espacio idóndeo” para este centro cultural; una opinión similar a la del Consejero de Cultura de la Generalidad, Ferran Mascarell.
¿Qué ha hecho Küng durante este tiempo?, se pregunta el rotativo del grupo Godó. Según las respuestas que él mismo ha dado en las entrevistas que le han realizado, ha estado haciendo contactos con artistas locales, descifrando el entramado de instituciones culturales catalanas y ahondando en su proyecto para convertir el antiguo canódromo en ‘un enigmático anti-white cube’.
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